2 HORAS, 42 MINUTOS
“2 horas y 42 minutos” era lo
único que pasaba por mi mente cuando Cobos nos explicaba el ejercicio que se
entregaría una semana después. Sin embargo, antes de esto, sucedieron un par de
cosas que estaban haciendo de mi día, toda una experiencia. El día anterior me
acosté bastante tarde estudiando para la presentación que tendríamos que
exponer mis compañeros y yo, a primera hora. Aquel día, amanecí con una gripa a
la que le había huido con todas mis fuerzas desde que empezó de nuevo la ola de
gripas y virales. Para rematar, se me había hecho tarde para tomar el transporte,
por lo que tuve que correr casi 5 cuadras como si mi vida dependiera de ello.
Logré llegar al salón, en contra
de todo pronóstico. Cobos dio inicio a su clase con el ritual de las dos
bitácoras. Una de ellas fue la de mi compañero Mateo, el cual tiene una forma
bastante única de expresar lo que tiene en mente… me encantó. En seguida,
empezó la exposición acerca de la etnografía. Comenzamos hablando de la
definición y características de este método de investigación cualitativa, la
cual se considera como el estudio de manera sistemática de las personas y las
culturas, sobre todo a través de la observación de sus prácticas. Adicionalmente,
se habló de que la etnografía actualmente se aplica al estudio de cualquier
forma de grupo social. Esto se debe a que, como método de obtención de
información, es muy superior a sus alternativas, dado que permite obtener
información viva, directa de la fuente y de muy variada índole.
Es entonces que, partiendo de que
la etnografía es propia de la rama cualitativa, se discutieron las herramientas
principales de la misma. En primer lugar, tenemos la observación participante, en
la cual el investigador se sumerge en las actividades de los participantes con
el objetivo de registrar la conducta en el mayor número de escenarios posibles.
Gracias a la inmersión en el lugar de estudio, los investigadores pueden
observar la vida cotidiana de las personas: sus intercambios entre sí, sus
conversaciones formales e informales, hábitos, etc. La observación participante
ofrece a los investigadores la oportunidad de recoger información sincera e
íntima sobre las personas.
Es aquí en donde entran las “2
horas y 42 minutos”, es decir, la duración de la película Avatar, asignada por
Cobos para emplear un análisis de esta. Profundizando en su significado, se
puede evidenciar como la etnografía y observación participante están presentes
cuando los científicos e investigadores, grupo en el que se encuentra el
protagonista, Jake Sully; usan avatares idénticos a los cuerpos de los Na’vis.
Estos estaban adaptados para sobrevivir a las condiciones ambientales del
planeta, logrando ser participantes de todo este entorno natural. Sin embargo,
cuando se puede ver aún más dicho método, es cuando Neytiri recibe una revelación
de los espíritus de su tierra, y en consecuencia, conduce a Jake a conocer su
comunidad. El mayor punto de la investigación etnográfica se podría considerar
cuando Jake al participar de sus rituales, tradiciones y costumbres, se gana la
“bendición” del pueblo y lo nombran como Na’vi oficial. El investigador se adentró
tanto en la cultura del grupo de estudio, que se convirtió en miembro del
mismo.
Por otro lado, mencionando la
terminología de los procesos y herramientas de investigación, durante la
película se ilustra perfectamente lo que es un trabajo de campo y un diario de
campo. El primero de estos entendiéndose como el método de observación y recolección
de datos en la naturaleza o en un entorno cotidiano. Esto permite a los
investigadores recopilar información sobre lugares dinámicos y las personas que
ahí se encuentran. Esto se evidencia en lo explicado anteriormente acerca de
los científicos sumergiéndose en el entorno natural de los Na’vis a través de
los avatares. Con respecto al diario de campo, este es el destino tangible de
toda la información recolectada y aprendida del trabajo de campo. Si bien en la
película no se muestra literalmente un cuaderno, es muy interesante el hecho de
que el método de registro sea un producto audiovisual, puesto que el
protagonista registra todo en video. Esto influye bastante en una parte de la historia,
cuando se requiere el testimonio de Jake para confirmar un dato, y se recurre a
las grabaciones hechas por el mismo.
Por otra parte, durante una
investigación etnográfica es vital tener dos conceptos claros: Etnocentrismo y
relativismo cultural. El etnocentrismo es la tendencia ideológica a interpretar
la realidad entera de acuerdo exclusivamente a los parámetros de la propia
cultura. Es decir, pensar a la cultura que se está estudiando como la única
valida, y por consiguiente, dejando de lado otras. Es así como podemos
presentar este término como el gran antagonista de la historia. Durante las
investigaciones, los agentes y militares asignados para la misión, son destinados
a robar y extraer los recursos naturales de este planeta. Dicho grupo tiene a
dos grandes líderes: Un visionario ambicioso y lleno de codicia, y un miliar
que se mueve por ego y odio. En repetidas ocasiones estos hacen comentarios como:
“necesito que entiendas a estos salvajes desde adentro. Quiero que sepas como
hacerlos cooperar, o si no, saber cómo destruirlos”, “Solo averigua que quieren
esos <<simios azules>>. Ya intentamos darles salud, educación, pero
no, ellos solo quieren ser salvajes.”, e “Intentaré reducir las bajas de los indígenas.
Los sacaré primero con gas… será humano, casi”. Como es más que evidente, son
menciones altamente etnocentristas que llevan a la destrucción de una especie.
Este episodio de la historia se
podría comparar con la era del colonialismo. Se tienen en cuenta que la
etnografía se empleó y fue de vital importancia en el estudio de nuevos grupos indígenas
y comunidades aborígenes, especialmente durante el siglo XIX. Sin embargo, al
igual que en la película, direccionados por el etnocentrismo racial, religioso y
lingüístico, las naciones subyugaron a otras más “débiles”, según sus estándares
de “civilización”, explotando, no solo sus recursos, sino aprovechándose de los
miembros de dichas comunidades, menospreciándolas, maltratándolas, e incluso, exterminándolas.
En la contraparte, está el relativismo cultural. Este busca comprender cada
pueblo en su contexto único y particular. De ese modo, no hay pueblos
“civilizados” y “salvajes”, sino distintas opciones de civilización; no hay
pueblos “avanzados” y “arcaicos”, sino distintos modelos de desarrollo
histórico. Este es demostrado por la actitud que tienen los investigadores que
conviven con el grupo de estudio, especialmente el personaje de la doctora
Grace, quien al final da su vida tratando de evitar un posible genocidio
causado por el etnocentrismo.
Esto finalmente nos lleva a tener
un pensamiento elegante frente a las decisiones que se tomen en los trabajos de
campo, nosotros como investigadores de nuestra sociedad actual. En primer lugar,
está claro que los elementos éticos como el respeto y prudencia al momento de
acercarse a una comunidad, de la cual no se es parte, empatizar con sus prácticas
y costumbres, no es solo esencial, sino una condición obligatoria para hacer
una investigación etnográfica, correcta y efectiva. Por otra parte, si bien se
pretende ser participe y experimentar la cotidianidad del grupo de estudio que
se quiere analizar, es imprescindible no tener motivaciones guiadas por la
codicia y avaricia, que lleven a extraer y explotar lo que se encuentre en
dicha comunidad. Fue así como Cobos, en su especialidad, convirtió a las ya
mencionadas 2 horas y 42 minutos, no solo en un análisis de investigación social,
sino una lección de vida y relacionamiento social.
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